“MANU CAMBIÓ LOS PARÁMETROS Y LA PERCEPCIÓN DEL JUGADOR INTERNACIONAL EN LA NBA”


Alvaro Martín el notable relator de NBA por ESPN dialogó largo y tendido con Super Deportivo Radio. Su profundidad para analizar todos los temas fue maravillosa. Desde sus inicios, sus experiencias y sus 20 finales de NBA, hasta definir a Manu Ginóbili, Nocioni y la Generación Dorada. Atrapante testimonio.

ÁLVARO MARTÍN
Hijo de cubanos y nacido en Puerto Rico, Álvaro Martín es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard y experto en negocios. Llegó al periodismo por casualidad y se hizo famoso –su voz, principalmente, porque su imagen no aparece en la pantalla– por capacidad, estudio y dedicación.

SUS INICIOS
“Mantenía una relación comercial con el presidente de ESPN, Steve Bornstein, hasta que un día decidió tomarme una prueba sin que yo lo supiera. Me introdujo en una cabina desde donde se estaba transmitiendo un partido de fútbol americano, para que conociera el estilo de narración. Pero al concluir el primer tiempo, el relator me presentó y pidió una reflexión sobre lo que había visto: salí del paso lo mejor que pude y me retiré de la cabina enojadísimo. Afuera me estaban esperando con aplausos. Había superado la prueba sin darme cuenta. En la actualidad hubiera sido muy difícil ganarme un lugar en este medio”, recuerda Martín, dueño de una voz que se hizo marca registrada –y adorada- en toda América Latina.

EL MOMENTO DE PREPARARSE PARA CADA PARTIDO
“Los datos estadísticos son algo muy particular de los Estados Unidos. Viene de la academia de periodismo. Cualquier aficionado tiene los mismos datos que tiene un relator. Tener los datos no es difícil: lo difícil es saber comunicarlos en el momento, justo para no ser reiterativo. En cuanto al tema de las anécdotas y datos coloridos, hace muchísimo tiempo tengo un archivo por equipo, que incluye información de cada jugador, entrenador, asistente, cada dirigente, etc. Por ejemplo, el archivo de San Antonio debe tener como 3 mil o 4 mil páginas. Lo importante es no repetir historias: la clave es traer algo fresco e informar a la teleaudiencia”, detalla con precisión.
“Adicionalmente, tengo un archivo que, aparte de las notas principales de un partido, que ya son voluminosas, cuenta con información de dueños, gerente general, administración, cuerpo técnico, kinesiólogos, jugadores en orden de posición y ex alumnos, además de material que ya ha caducado. Para darte una idea, el archivo que yo tengo de San Antonio Spurs y Miami Heat es de 900 páginas”, añade.

REIVENTARSE CON EL TIEMPO
“Mi motivación es la misma. Te digo más: si tuviera un ratito libre, me iría a ver un partido de básquet, aunque sea un partido de chicas de la escuela secundaria. La clave es que te guste lo que estés viendo. Cada vez que lo hago me gusta más. Me pagan por hacer esto”, destaca.
“Una vez, en mi familia querían cambiar de canal y mi papá me dijo: ‘Por favor, Álvaro: cambia de canal’. Y yo le dije: ‘Estoy trabajando, espera un poco’. Te tiene que nacer averiguar, ocuparte y preguntar. Si no tienes ese interés básico, búscate alguna cosa que te interese. La vida es muy corta para hacer algo que no te interese”, remarca.

SUS FINALES DE NBA
“Cuando uno lleva mucho tiempo relatando partidos, uno quiere ver cosas buenas.  Cosas bien hechas. La gente me pregunta si yo voy con algún equipo y yo le digo que soy daltónico. Los colores ya no me dicen nada. Lo único que quiero es ver cosas nuevas, novedosas y bien ejecutadas. Recuerdo que en el ‘98, cuando Jordan con el quiebre de mano, estaba con Ricardo Ortiz y le dije: ‘Somos privilegiados y testigos de momento histórico estando en la cancha’. En la final en la cual Miami derrotó a San Antonio, con el disparo de Ray Allen, San Antonio tenía el campeonato en la mano y eso también fue memorable”, repasa.
“La del año pasado fue una final interesante, porque nadie había dado una vuelta una serie 1-3 como lo hizo Cleveland. Y esas cosas son dignas de remarcar. Eso nunca se había dado antes. La de San Antonio frente a Detroit y la de Detroit contra Los Ángeles también fueron finales memorables”, agrega.

JORDAN, BRYANT, LEBRON Y CURRY
“Uno ve algo distinto que te cautiva. Es la cuarta generación que empiezo a ver en cancha. A partir de la segunda generación lo comprobé y lo confirmé: cuando termina la carrera de un gran jugador hay una tristeza y decimos ‘Uh, ¿y ahora que va pasar sin el?’. Sin embargo, de repente aparece alguien que no es Jordan, pero que tiene otros rasgos, otras capacidades, otro perfil, otra manera y te sigue cautivando por otras razones, porque hace algo muy bien”, argumenta.
“Pasa Kobe Bryant y después viene LeBron James. Y después Curry. A veces me pongo a pensar que a todos los vi de pibes. Entonces me digo: ‘Enfócate en los que vienen y lo que estén empezando’”, relata.

UN QUINTETO IDEAL DESDE QUE RELATA
“Es muy difícil un quinteto ideal. La NBA es una liga que se volcó con jugadores externos, pero mi quinteto está compuesto por jugadores internos. Yo vi jugar a Duncan, Kareem Abdul-Jabbar, Hakeem Olajuwon, Karl Malone… ¿A quién sacas de ese grupo? Vi el final de Larry Bird y Magic Johnson: esos dos tienen que estar”, se entretiene.
“En la época moderna no vas a dejar afuera a Kobe: aunque yo no comulgaba con su estilo de juego, fue descomunal. No vas a dejar afuera a LeBron y al mismo Curry, que tiene encanto propio. ¿Cómo lo vas a dejar afuera? Sería fácil si metiera cinco pivotes, pero no es coherente. Y tampoco cinco bases”, completa.

GINÓBILI Y SU CAPACIDAD DE SEGUIR SORPRENDIENDO
“Me sorprende su vigencia, por diferentes razones. Ginóbili desarrolló una disciplina para explotar su físico al máximo y mantenerse al lado de los jovencitos: 39 años es una edad avanzadísima para la NBA”, desarrolla.
“De Manu me impacta cómo disfruta su carrera, aun en un papel más reducido. A él le gusta competir. Él está en una transición en la cual el cuerpo no es el de antes, pero mentalmente resuelve con una naturalidad increíble. Era un pibe que vino de Italia e ingresó en una segunda vuelta del draft. Cuando llegó a Estados Unidos todos creían que era italiano y no podían distinguir en un mapa dónde quedaba Argentina. Estás hablando de un tipo que nadie lo conocía y que jugaba de una manera muy atípica y extraña. Pero sí: cuando lo veías, rápidamente te dabas cuenta de que era un ganador”, rememora.
“Con lo que conté, con sus efemérides, que todo el mundo considere unánimemente que terminará en el Salón de la Fama es un logro verdaderamente increíble. Si consideras de dónde vino y en qué condiciones lo logró, es increíble. El espectador estadounidense y la prensa estadounidense no estaban listos para realzar y reconocer a alguien como Manu, pero él se encargó de cambiar esa mentalidad. Ahora nadie tiene dudas sobre él. Manu cambió los parámetros, más allá de lo que produjo y de lo que ganó. Él cambió la percepción del jugador internacional en la NBA y el papel de un jugador en un equipo. Él cambió todo eso. Es un legado importante el que Manu ha dejado en la NBA”, subraya con admiración.

EL LEGADO DE NOCIONI
“Nocioni tuvo un paso en la NBA, donde la gente en Chicago lo va a recordar por mucho tiempo. Siempre jugó fuera de posición en la NBA, pero nunca se puso en duda su tenacidad, su fogosidad. Chapu es la personificación del estilo de juego del Este en la NBA: un juego más físico, más rudo. Cuando visitaba a New York, los fanáticos de los Knicks decían: ‘No sé de dónde viene este señor, pero juega como se juega acá’”, recuerda.

LA GENERACIÓN DORADA
“Para mí son astronautas. Son chicos que fueron pioneros, que nunca tuvieron miedos, que tienen una confianza tremenda y que se pueden comer el mundo, pero además respetan la adversidad y al adversario, no se amedrentan y siempre tiran hacia lo más alto. Siempre tiraban para arriba. No vino de tradición: eso vino a raíz de que tenían algo adentro”, analiza.
“La cuestión dichosa es que coincidió la parte del talento con el nivel atlético. Esa esencia vino de ellos: ese fue el gran logro y nadie sabe de dónde salió. Coincidieron e hicieron historia. Solo queda levantarse el sombrero, sonreír, saludar, reconocer y apreciar”, remarca con placer.

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